AMY, un Final Feliz.

No sabemos mucho de la vida que tuvo Amy antes de que casi por “casualidad” diéramos con ella, pero por su estado físico y su extremada desnutrición podemos imaginarnos días, meses y semanas mendigando por unas sobras de comida, quizás tratando de hacer una buena carrera que premiara su esfuerzo… ¿quién sabe? Apareció en Valencia y acabó en la Policía, y la Policía la puso en manos de la mejor persona que Amy podía haber conocido, Pilar.
Poco a poco Amy empezó a entender que siempre había un cuenco de comida para ella, que no tenía que “ganarse” el precio de su plato, que de repente su único trabajo era pasear durante horas, recibir mimos y caricias y jugar con su manada de hermanos perros. Y así dejó ver a su mami de acogida que tenía una personalidad perruna precavida pero alegre y coqueta. El protocolo veterinario la puso a punto para una vida plena en la que ya empezaba a confiar en los humanos y a disfrutar de los días como hacen los perros que no han tenido pasado complicado. De eso se trata, de que poco a poco sus recuerdos desagradables desaparezcan. Y así, por “casualidad” mientras Amy vencía su timidez y ensanchaba su belleza apareció Pilar, la segunda Pilar en la vida de Amy y quien es ahora su nueva familia. Pilar quiso adoptar a Amy con toda la voluntad que cabe en un corazón sensible. No podemos estar más felices de que tras el cruce de miradas y el primer contacto Amy y Pilar se eligieran mutuamente. Hoy Amy, tras una adaptación rapidísima, tiene una vida estupenda en Madrid junto a Pilar. Y para nosotras Amy es mucho más que un galgo renacido con un final feliz en su historia, Amy es un puente que une Madrid y Valencia. Gracias a Pilar, su mami de acogida y gracias infinitas a Pilar, la persona definitiva, la familia diez que Amy se merecía y con la que había soñado.

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