La más maravillosa historia de AMOR jamás contada

 

Selva llegó a mi vida el 13 de enero de 2024, fuimos a recogerla al refugio de Purogalgo en Mérida.

Sabíamos que no era una perra joven, que ya estaba a punto de cumplir 6 años, y que era miedosa. Pero para mí no fue ningún obstáculo. Ya había tenido otros perros previamente, otra de ellas rescatada, que estuvo conmigo 18 años, y yo había necesitado un periodo de duelo para poder empezar a pensar en tener otro perro. Que mi pareja tuviera una galguita y conocer esta raza fue determinante para que me decidiera a adoptar un galgo.

Contacté a finales del 2023 con Purogalgo y me sentí en todo momento acompañada y asesorada. Finalmente decidimos ir a Mérida a por Selva, mi hija y yo, y el flechazo fue instantáneo.

Nos encontramos con una galguita asustada, vestida con un abriguito rosa y un collar de champiñones, que no se atrevía siquiera a mirarnos ni acercarse a nosotras. La metimos en el coche con todas las precauciones y cuidados posibles y volvimos a Valencia.

La primera semana, Selva se iba escondiendo por todas partes, por los rincones, debajo de la mesa... y le costaba comer, no se acercaba a nosotras, nos huía. Le dimos su tiempo y su espacio, no forzábamos el contacto, las salidas a la calle eran cortitas para que no lo pasara mal, y poco a poco fue mostrándose cada vez más segura dentro de casa.

Los pequeños avances que ha ido haciendo Selva desde que llegó a casa los he vivido como avances míos. El que empezara a acercarse a nosotras, que se relacionara con confianza con la otra galguita, que empezara a comer con tranquilidad. Selva es una perra maravillosa, la edad que tiene le aporta madurez y un comportamiento excelente. Jamás ha hecho un mal gesto a ninguna persona ni a ningún perro. Suele ir paseando con temor por la calle, se esconde detrás de mí con frecuencia pero hemos encontrado un equilibrio maravilloso en relación al tiempo que ella aguanta bien por la calle y ciertas cosas o situaciones que yo ya he aprendido a evitar para facilitarle los paseos.

En casa es feliz, tiene sus rutinas muy marcadas y eso le da tranquilidad y estabilidad.

Con ella he aprendido a apreciar la paciencia y el cariño infinito.

Es una perra preciosa, esbelta y muy bella físicamente, con una fuerza y una velocidad increíbles. Independiente y conductualmente compensada.

Mi experiencia con Selva ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Aprender a conocer y entender a una perra miedosa, ayudarle a compensar esos miedos y tolerarlos mejor, disfrutar con ella de las cosas que le gustan, descubrir sus manifestaciones de felicidad, su equilibrio emocional fuera de sus temores.

Recomiendo encarecidamente adoptar a perros maduros y temerosos, porque suelen ser los olvidados en las protectoras pero para mí la adopción de Selva ha cambiado mi vida y me ha hecho descubrir el significado del amor desinteresado, el acompañamiento, la felicidad que te aporta ver mejorar a un animalito que probablemente lo ha pasado muy mal anteriormente.

Como siempre digo a quien me pregunta, a Selva no se le puede volver a fallar, las personas ya le han fallado previamente, ahora solo le queda disfrutar, ser querida y cuidada.

Elena