SELVA, Un Final Feliz.

Con Selva más que un final feliz, os contaremos una vida feliz.

Se nota que Selva no ha sido una galga maltratada, que no lo ha pasado mal en su vida y que no lleva una mochila llena de malas experiencias a su espalda como muchos otros. Se nota en su mirada, en su forma de interactuar con nosotros. Su sonrisa libre de miedos lo dice todo.

Selva fue cedida por su antiguo dueño con solo 1 añito.

Ella creía que no era una buena galga para cazar, que no había nacido para eso, que estaba destinada a cosas más importantes. Así que decidió que se dedicaría a otra cosa, sin darle mucha importacia al tema.

No todos valemos para todo, pensaba. A los humanos también les pasa, hay humanos que son grandes artistas, otros en cambio son grandes deportistas y otros grandes científicos... Así que Selva pensó que debía de cambiar su destino, no se le daba bien cazar y decidió que ella iba a ser una gran probadora de sofás y quizá también podía combinar esa tarea con probar grandes playas o montes Asturianos. Porque sí, ella también había decidido que quería vivir en Asturias. Le habían contado que allí se vivía muy bien y que había grandes extensiones de campo, todas llenas de hierba, y que la hierba olía diferente, olía muy bien. También le habían hablado de sus playas, playas infinitas donde correr y jugar. Ella no conocía la playa y quería con todas sus fuerzas conocerla.

Y Selva se preparó, porque intuía que algo iba a cambiar.

De repente, un día, sin previo aviso, vio aparecer a una chica por su casa, esa chica le llamó mucho la atención. Selva estaba acostumbrada a ver gente, pero esa chica tenía algo especial, algo diferente.

Y de repente, esa chica se acercó a ella y le colocó un collar muy bonito y con una voz muy dulce le dijo: Selva, acompañame.

Y de repente, se vio en un coche rumbo a un destino incierto.

Y de repente, siempre de repente... su vida cambió.

Pero no tenía miedo, al contrario, una inmensa felicidad invadía su cuerpo. No sabía porqué,  porque no sabía donde iba, ni que iba a pasar, pero no tenía miedo.

Sin embargo, sin saber qué iba pasar, no se sorprendió cuando pararon en Asturias y el olor a hierba invadió su hocico.

Entonces Ana (ese era el nombre de la chica misteriosa) le dijo: Selva este es tu nuevo HOGAR.

Y entonces su felicidad fue INFINITA.

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